COVID-19

El COVID-19 nos ha sorprendido a todos y ha irrumpido en  nuestras vidas de una manera inesperada e inimaginable. El primer caso de este coronavirus se registró en diciembre de 2019 en la localidad de Wuhan, en China, y a día de hoy ha provocado una crisis sanitaria sin precedentes.  

La rápida expansión del coronavirus llevó a la Organización Mundial de la Salud (OMS), a finales de enero de 2020, a declarar una emergencia sanitaria y el 11 de marzo ya fue reconocida como una pandemia internacional.

La declaración del estado de alarma en nuestro país llegó el pasado día 14 de marzo de 2020 en comparecencia pública del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con el objetivo de afrontar la situación de emergencia sanitaria provocada por el COVID-19 en España. La rapidez en la evolución de casos ha requerido la adopción de medidas inmediatas para proteger la salud y la seguridad de los ciudadanos, contener la progresión de la enfermedad y reforzar el sistema de salud pública.

Entre otras, una de las medidas extraordinarias adoptadas, ha sido decretar el confinamiento de toda la población y suspender todas las actividades que no sean esenciales para evitar desplazamientos. El Real Decreto que declaró el Estado de Alarma el pasado 14 de marzo suspendió la apertura de locales y establecimientos a excepción de los dedicados a alimentación, productos y bienes de primera necesidad, farmacias, ópticas, prensa, combustible, estancos.

Servicios funerarios, una actividad esencial

Los servicios esenciales son aquellos necesarios para mantener las funciones sociales básicas y estas son: la salud, la seguridad, el bienestar social y económico y el funcionamiento de las instituciones del Estado y las Administraciones públicas.

En esta situación, “el servicio funerario es esencial, casi siempre invisibilizado, sometido al mismo silencio social que rodea a la propia muerte y somos poco conscientes de la heroicidad anónima de estos profesionales que actúan con alto grado de compromiso, asumiendo un alto riesgo en el último eslabón de la cadena sanitaria y hasta el último momento de la crisis” según declaraba el Consejero Delegado de nuestra compañía, Juan Jesús Domingo, al diario La Vanguardia el pasado día 1 de abril 2020.

Desde el inicio de la crisis provocada por el coronavirus, fieles a nuestro compromiso con las familias, con los profesionales y a nuestros valores corporativos, hemos trabajado en coordinación con las Autoridades Sanitarias Españolas para aplicar, de forma estricta y exhaustiva, todos los protocolos de recogida y manejo de difuntos de casos de COVID-19.

Asimismo, dejamos de prestar servicios de velatorio y ceremonia a difuntos con coronavirus a partir del 6 de marzo de 2020 anticipándonos a las medidas oficiales con el objetivo de proteger a los familiares y profesionales que participan en los servicios que ofrecemos. A partir del 16 de marzo, limitamos al aforo de las salas de ceremonias de nuestras instalaciones a un tercio, con el fin de reducir aglomeraciones y colaborar en la prevención de potenciales contagios. El 21 de marzo limitamos al acceso al público a nuestros tanatorios y quedaron suspendidos todos los velatorios y funerales, permitiendo únicamente el acceso a los familiares más cercanos, anticipándonos una vez más a las medidas de protección oficiales que llegaron el pasado 30 de marzo. No obstante, se continúan prestando los servicios de entierro e incineración de todos los difuntos permitiendo la presencia de 3 familiares o allegados según ha ordenado el Ministerio, tanto para los fallecidos por COVID-19 como por otras causas.

Finalmente, y con la firme voluntad de proteger a las familias y a los trabajadores de todo el Grupo, mantendremos activos y en constante revisión todos los protocolos y medidas de seguridad recomendadas desde las autoridades sanitarias, con el fin de minimizar cualquier riesgo de contagio en nuestras instalaciones. Asimismo, queremos poner en valor el trabajo y compromiso de nuestros profesionales que, pese a estar prestando un servicio en condiciones de total excepcionalidad, siguen trabajando diariamente para ofrecer un servicio imprescindible en beneficio de la salud pública.